Por Pilar Richardson
En ocasiones, se ven en fotografías de reuniones de líderes importantes y políticos que ya no consideran a la corbata como parte necesaria de la vestimenta.
El presidente Obama es probablemente el que menos la utiliza, aunque se lo ha visto de corbata y sin chaqueta también
Y fuera de EE.UU son varios, como el primer ministro de Grecia, Alexis Tsipras o los que llevan otro tipo de vestimenta como la de origen indígena, por ejemplo.
El único que parece ser la excepción a la regla es el candidato presidencial Donald Trump que sigue las normas tradicionales al pie de la letra, utiliza siempre corbatas brillantes en vivos colores y nudos grandes.
¿Será que entraron de acuerdo a dejar morir a la corbata o es sólo una crisis por decidir a sentirse más libres o menos formales? ¡Y yo que me paso escribiendo sobre normas y códigos de vestimenta!
Hace días estuve en Chicago y Boston, dos grandes ciudades, y vi también a profesionales jóvenes –milenios-, especialmente ejecutivos del área tecnológica como Google y Apple, también sin corbata al mejor estilo de Steve Jobs, con una imagen y un concepto más moderno de verse libres y relajados. Es una moda innovadora, una tendencia de los ejecutivos tecnológicos, los “tecno”, que han hecho que las corbatas pierdan protagonismo. Visten ropa cómoda de sudaderos y zapatillas de goma, y a veces de chaqueta y zapatillas, claro, siempre con el pensamiento en mente de que “son capaces” - como vistiéndose para el éxito.
Y aunque dicha tendencia muy de carácter personal, la forma de vestir es y será una parte importante de un mensaje global. La parte de institucionalidad es primordial y la social, más aún. No puedo pensar ahora que no se haga uso de una corbata en bodas o funerales. En algunos países europeos, como en Italia, inclusive los mejores restaurantes requieren de saco y corbata, y en España, donde ponen mucha atención a la imagen, nadie atendería una reunión de negocios sin corbata, llevan impecables trajes y zapatos de incondicional calidad.
Hace días estuve en Chicago y Boston, dos grandes ciudades, y vi también a profesionales jóvenes –milenios-, especialmente ejecutivos del área tecnológica como Google y Apple, también sin corbata al mejor estilo de Steve Jobs, con una imagen y un concepto más moderno de verse libres y relajados. Es una moda innovadora, una tendencia de los ejecutivos tecnológicos, los “tecno”, que han hecho que las corbatas pierdan protagonismo. Visten ropa cómoda de sudaderos y zapatillas de goma, y a veces de chaqueta y zapatillas, claro, siempre con el pensamiento en mente de que “son capaces” - como vistiéndose para el éxito.
Y aunque dicha tendencia muy de carácter personal, la forma de vestir es y será una parte importante de un mensaje global. La parte de institucionalidad es primordial y la social, más aún. No puedo pensar ahora que no se haga uso de una corbata en bodas o funerales. En algunos países europeos, como en Italia, inclusive los mejores restaurantes requieren de saco y corbata, y en España, donde ponen mucha atención a la imagen, nadie atendería una reunión de negocios sin corbata, llevan impecables trajes y zapatos de incondicional calidad.
Las corbatas ni han muerto ni van a pasar de moda, seguirán existiendo como un accesorio importante que no se cambia de un día para otro.
En negocios, dependiendo del lugar de tu puesto de trabajo,la temporada, la flexibilidad y la ocasión, se viste de traje y corbata de preferencia en colores oscuros como el gris, azul oscuro y marrón. La primera impresión es el inicio de cualquier relación de trabajo, pero debe ser una impresión duradera.
Y es que tampoco prescindir de una corbata, supone lucir muy casual, un traje con una camisa abotonada hasta arriba y sin adornos, también tiene mucha distinción.
Lo que siempre digo, si entras en duda, siempre viste un nivel por encima del que crees va a ser el apropiado. ¡Vivan las corbatas!
®SE
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